miércoles, 8 de agosto de 2012

Poema "ARTE POÉTICA".

Sonido en el aire quieto y puro
que es con el que la materia canta
-como lágrimas resbalan entre dos olvidos.
Lo que ni vemos está a la vista
del poeta: lagunas de fuego,
ese infinito que se aprecia en las aldeas deshabitadas,
ese dulzor en los ojos que no ven sino luz.

El poeta sigue ahí,
brota de materia necesaria,
extasiado entre aire y sol,
agua y frío,
abrumado por el sonido,
suave ruido de terciopelo evocado por la memoria.

POEMA TRISTE

En los húmedos pantanos, en los bosques del sueño
se adivina la vida:
música dorada como los recuerdos de la infancia,
la materia que, implacable, permanece y dura,
mientras el ideal se confunde con el brumoso paisaje
del alma o de la Historia.

El odio melancólico, la impotencia del deseo
en alba y ocaso se entremezclan,
imperceptiblemente desapareciendo.
Sólo se perfila nítido el amor:
recuerdos de una piel suave como pétalo de agua,
espasmos que nos borran en un relámpago de placer,
en el abismo de esa mirada que ha de disolverse.

Y al final de una solidez deshecha por el tiempo,
el pelo sucio del pasado polvoriento:
infecta sabor amargo lo que aún queda de belleza.
No habrá estas palabras ni quien las oiga,
solos quedamos como morimos,
nuestros huesos atravesando el viento del tiempo.

Poema

Luz de un cuerpo que se desliza
cantando, quemando;
se basta a sí misma,
extasiada y atónita
de la calidad de su propio resplandor.
Y termina, sin acabar, fundida,
penetrando como lengua
en otro cuerpo, fantasma
al que ama mientras destruye
para que persista, transformado:
todo sirve a la recreación,
al renacimiento.

Poema "AMOR PERDIDO ENTRE PALABRAS".

Y la belleza se hizo carne
y alma: vivirá en mi memoria.
Cuántas veces amaré tan falsamente
como mis versos escribo.
Cómo no supe reconocer
que la herida más amarga sería tu olvido.
Cómo no acerté a retener tus besos:
piel de nuestras bocas definidas
en la fuga, más irremediable de las que soñara Bach.

La tensión interna de tus miradas
moduló el monumento mítico
de nuestro amor insoportable.
Y así te recuerdo, ávido
de tu imagen como fantasma artístico:
silbido de las caderas,
candoroso abdomen candente
alusivo a la potencia y a la vida,
el ídolo pálido de tu paladar líquido;
mi lengua por el salobre saledizo
de tus senos sigilosos:
de mi pene la suculenta escritura
en el poroso terciopelo de tu piel;
nuca refrescante, sudorosa de noches y luna;
salivas de luz en tus besos
nocturnos: huyen bailes de tactos.

Inútiles espejos, mis ojos sangran,
el ya seco sabor se torna yeso
ante la pulpa ausente de tu centro.

Al melódico ritmo de las almas
leíamos poemas con lengua y ojos,
acordes con el juego de los cuerpos.
Y fue lo más hermoso en un instante:
exquisita disolución del yo,
amor y arte combatientes contra el tiempo.

Pero al contemplar tu hueco,
al acariciar el vacío que me dejas,
veo las palabras como muertos
símbolos de falaces tópicos
hasta el exceso pronunciados.

Quizá tu voluntad o mi destino sean
en el falso paraíso del olvido
perdernos.

Triste conclusión de todo:
ni arte ni amor vencen
y verdad y vida son palabras solas.

miércoles, 1 de agosto de 2012

APUNTES LITERARIOS, 1

Humor benevolente, compasivo hacia los personajes: Cervantes,  Sterne, Dickens, Pérez Galdós, Chejov, etc.
Humor sarcástico, cruel hacia los personajes: la picaresca (Lazarillo, etc), Quevedo, Larra, Swift, Stendhal, Flaubert, Maupassant, "Clarín", etc.
Posiciones intermedias: Henry James, Conrad, Proust..?

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Esos libros de género indefinible, como misceláneas, que integran gran variedad de textos y temas: los diarios de Kafka y Robert Musil, el "Juan de Mairena" de Antonio Machado, el "Monsieur Teste" o los "Cuadernos" de Paul Valery, el "Libro del desasosiego" de F. Pessoa, "El oficio de vivir" de Cesare Pavese, la "Biographia literaria" de Coleridge...
Y su relación con ciertas obras contemporáneas, que mezclan relato, reflexión, libro de viajes, ensayo, etc. como "El Danubio" de Claudio Magris o las novelas de W. G. Sebald, y, en España, algunas de Javier Marías o Enrique Vila-Matas.
Postdata de octubre de 2013: y el "Libro de réquiems" de M. Wiesenthal.
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Pervivencia de los "neoclasicismos". Regreso a fórmulas y ambientes de siglos anteriores: novelas neo-victorianas: de J. Fowles ("La mujer del teniente francés"), A. S. Byatt ("Posesión", "Ángeles e insectos"), Sarah Waters ("El lustre de la perla", "El ocupante"). Como parodia, en ocasiones, o como fascinación por el prestigio idealizado de la época, u homenaje (¿y tácita confesión de impotencia creadora, de la vulgaridad de nuestra hora?) a los grandes artistas del pasado: Dickens, Wilkie Collins, Henry James, Thomas Hardy... ¿no basta el presente? (¿puede decirse que realmente no son novelas históricas?)

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Luis II de Baviera: poema de Cernuda ("Luis II de Baviera escucha Lohengrin"), fragmento del "Libro del desasosiego" de Pessoa ("Marcha fúnebre para Luis II.."), novela "Oro y locura sobre Baviera" de Luis Antonio de Villena, película de Luchino Visconti...
Atracción lánguida y decadente por un rey loco, que une inocencia, perversidad (sexual, para la época... ¿para nuestra época?), poder (progresivamente abandonado; hastío hacia la Historia y los problemas reales) y dedicación enfermiza, casi absoluta, a la belleza (arte, cuerpos jóvenes) y al placer, frente a la melancolía y vacío de la vida ("¡ah, la vida es cotidiana!", que dijo el poeta).
"¿Vivir?, ya lo harán nuestros criados..." (Villiers de L'Isle Adam: "Axel").

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sábado, 19 de mayo de 2012

Relato "ÉXTASIS DE SANTA TERESA, POR BERNINI"

(Habla Santa Teresa):

     Aquí, transfigurada en mármol por el arte del maestro Bernini, como en una de esas metamorfosis del pagano Ovidio, pero en un mármol lácteo, dúctil como una carne flexible que vibra y siente su propia voluptuosidad… Vosotros, quienes me visitáis en esta modesta iglesia romana, no sabéis la dicha de estar eternamente herida de amor. Ante vuestros ojos sólo somos figuras estáticas, pero desconocéis que mi carne de mármol sigue engolfada en Dios perpetuamente, en este instante fijo e inacabable de gran gozo, de orgasmo en Dios, por medio de Dios, que me atraviesa e inunda de Su Amor, hasta la última fibra de mi cuerpo… Ángel mío, hunde tu flecha en mi corazón, convierte mi corazón en un grande sexo, en un sexo de amor que late… ya que tu dardo es de Dios, y siendo Dios, ¿no ha de ser por fuerza el mejor amante? …la summa teologica del placer, la totalidad universal del gozo y del amor, en este momento entrando y navegando por mi cuerpo y mi alma… sí, quémame suavemente, como sólo Nuestro Señor sabe, el delicado toque, la punzada de dolor que va transformándose en fuego celestial, ese fuego deleitoso que anima el mundo… Oh, ángel de éxtasis, divino mensajero que portas el venablo que da vida matándome en un placer inmenso, casi imposible de soportar si no fuera porque él mismo gradúase con inteligencia suprema, parándose y reanudándose con infinito modo y ciclo… oh, ángel de cuerpo hermoso, prosigue con tu ataque a mis órganos ya flojos y deshechos de amor y con ansia de ser empapados por divinos licores… ah, cómo renuevas las llagas que me infliges, las regaladas heridas que destrozan mi cuerpo para reconstruirlo en la forma de una preciosa joven suspendida o flotante entre temblores, envuelta en la mano de Dios, por el cuerpo inagotable de Dios, mi alma aniquilándose…

(Habla el ángel, para sí, sin que Teresa le oiga):

     Goza mientras puedas, incauta Teresa, saborea cada gota del placer que te corroe. Ya que cada punzada de mi arma abre inacabables puntos de dicha en ti, disfrútalos mientras los crees eternos. Mientras pienses que son demostraciones del supuesto amor de tu supuesto Dios. Llegará el momento en que incluso esta misma escultura que habitamos se desgaste, se destruya, con el paso implacable del tiempo tiránico. Y, entonces, tú y yo desapareceremos. No puedes saber todavía, y no quiero que conozcas,  que no soy sino el heraldo del sexo, de la muerte y de la nada, y que el éxtasis de placer que te traigo es sólo el impulso sexual que la Naturaleza cruel (único Dios real) se complace en regalarte por ahora como perversa ironía. Goza, Teresa, en tus miembros atravesados por el fuego del furioso orgasmo, hasta que descubras que todos estos sentimientos y sensaciones, todo el amor del cosmos, son únicamente la trampa que Natura utiliza, la ingeniosa añagaza para que los seres continuéis creyendo y esperando…



"SIGMUND FREUD: UNA BIOGRAFÍA PARALELA"

FREUD, SIGMUND. Libertino, psiquiatra, escritor y probable delincuente austriaco (Freiberg, Imperio Austro-Húngaro, 1856 – Londres, 1939).
Nacido en el acomodado seno de una familia vienesa (su padre era un reputado ginecólogo), Freud estudió Medicina, en la especialidad de neuropatología. No obstante, pronto logró celebridad entre los medios frívolos de Viena, debido a sus costumbres disolutas. Al parecer, ya desde su más temprana pubertad manifestó evidentes síntomas de una poderosa monomanía erótica, que nunca llegaría a controlar. Ciertos ambiguos textos del propio Freud (en su cínica autobiografía Años de juventud. Descubrimiento del análisis por medio de las orgías) han servido para que sus biógrafos hayan especulado sobre una relación turbia, si no directamente prohibida, del Freud de unos catorce años con su hermana Klara, de doce. Esta tortuosa experiencia, que culminó con el no del todo aclarado suicidio de Klara cinco años después, debió de marcar a Freud, junto con el descubrimiento del ateísmo (a través de la filosofía de Schopenhauer). Todo lo cual le condujo a un escepticismo nihilista, por un lado, y a un epicureísmo escandaloso y amoral, por otro. De acuerdo con algunos testimonios de la época, sus fiestas nocturnas y semiclandestinas en un lujoso piso de la Kaiserwilhelmstrasse fueron célebres entre los ambientes crapulosos de Viena. En estas fechas debió de comenzar su adicción a la cocaína. Pese a todo ello, consigue doctorarse con éxito en 1881, en la rama de neuropsiquiatría, y unos meses después se casa con Anna Adler, joven y perversa damita perteneciente a la baja aristocracia rural austriaca, que sería, hasta su muerte en 1928, una compañera fiel e ideal en sus depravaciones. En 1883 Freud se vio envuelto en el asunto Heidofer. Consistió en el hallazgo de un cuerpo decapitado y con inequívocas señales de haber sufrido torturas, descubierto tras la denuncia de cuatro adolescentes de clase baja, de ambos sexos, que, al parecer, habían logrado huir de una espantosa ceremonia. Salieron a relucir varios nombres, el de Freud entre ellos.

     Buscado por la Justicia de su país, Freud huye a Londres en la primavera de 1884, en compañía de Anna. Sus primeros años en Inglaterra son confusos, la escasa información fiable se mezcla con la leyenda. Según datos de determinados investigadores, y del propio Freud en sus citadas memorias, consigue establecerse en una casita del barrio de Bloomsbury, donde abre una consulta psiquiátrica con nombre falso: doctor Ernst Dowson. Atiende enfermos mentales, neuróticos, psicópatas, etc., y llega a labrarse una sólida reputación entre la sociedad más selecta. Destaca en especial el extraño caso, puede que colindante con la esquizofrenia, del doctor Henry Jekyll, en 1885-86, que tuvo un final incomprensible y trágico. Según algunos informes policiales secretos, no conocidos hasta 1963, también Freud fue considerado como sospechoso en los indeciblemente crueles asesinatos de prostitutas de Whitechapel, en 1888, aunque no se llegó a probar su participación. Los periódicos de esa época dicen que asimismo el doctor Freud (mejor dicho, Dowson) trató, hacia 1895, el caso de un tal Dorian Gray, joven dandy y libertino al parecer obsesionado hasta la locura con un retrato que de él había pintado el conocido artista Basil Hallward. El asunto se cerró de forma oficial tras los sucesivos fallecimientos de ambos, el pintor y su modelo, en breve lapso y en circunstancias particularmente ominosas.

     Conforme a las palabras de Freud (en su mencionada autobiografía) y a las de varios testigos, durante todos estos años compatibilizó su actividad médica con la vida (evidentemente subterránea) de excesos y placeres oscuros, siempre en los dudosos límites de la legalidad, inconfesables. Aunque con el paso del tiempo, se cree que cada vez fue conformándose más con la cómoda vida de burgués apacible. Si hemos de aceptar su palabra, llegó a considerar a Anna y a la cocaína como estímulos suficientes para satisfacer sus sentidos otrora insaciables.

     En el transcurso de estos años, a medida que disminuían las orgías, desde 1890 hasta 1925, escribió numerosos volúmenes. Son textos extraños, de notable valor literario, aunque muy discutibles desde los puntos de vista filosóficos y científicos. En ellos introduce nuevas teorías psicológicas, mezcladas con reflexiones históricas y culturales, que en conjunto ofrecen una original y poderosa crítica de la civilización. Destacan por el papel predominante y obsesivo de la sexualidad, mostrada en toda su crudeza con especulaciones obscenas, con ideas de una perversión nunca vista hasta entonces. Además del libro autobiográfico tantas veces ya nombrado, póstumo, de 1942, éstas serían algunas de sus obras más características (damos primero la posible fecha de escritura y luego, la de su publicación): Izquierda y derecha en sentido extramoral (1891, 1917), El malestar en la cultura (1896, 1916), Tótem y tabú (1901, 1920), Disertaciones epistemológicas sobre el pene y la vagina (1912, 1931), etc.

     En 1914, aprovechando la coyuntura del estallido de la Gran Guerra, y la consiguiente ruptura de relaciones entre el Reino Unido y el Imperio Austro-Húngaro, y suponiendo que los delitos que le pudieran achacar ya habrían prescrito en cualquier caso, Freud decide revelar su verdadera identidad, al mismo tiempo que adquiere la nacionalidad británica. Y es entonces, sintiéndose protegido, escudado por sus crecientes fama y prestigio cuando se atreve a publicar sus ensayos y tratados. No sin que originaran un considerable escándalo, aunque el apoyo público de ciertos renombrados escritores e intelectuales (como D. H. Lawrence, Arthur Schnitzler o James Joyce) impidió que su reputación quedase afectada.

     Tras la muerte de Anna (en 1928, como ya hemos dicho) Sigmund Freud pasó los últimos años de su vida tranquilamente dedicado, al menos en apariencia, sólo a la escritura y a la divulgación de sus teorías. Fallece de una apoplejía en su casa londinense el 4 de mayo de 1939. Únicamente después de la edición de Años de juventud y de la Correspondencia (1947), sus biógrafos empezaron a descubrir e investigar el lado oculto de su trayectoria.