miércoles, 8 de agosto de 2012

POEMA TRISTE

En los húmedos pantanos, en los bosques del sueño
se adivina la vida:
música dorada como los recuerdos de la infancia,
la materia que, implacable, permanece y dura,
mientras el ideal se confunde con el brumoso paisaje
del alma o de la Historia.

El odio melancólico, la impotencia del deseo
en alba y ocaso se entremezclan,
imperceptiblemente desapareciendo.
Sólo se perfila nítido el amor:
recuerdos de una piel suave como pétalo de agua,
espasmos que nos borran en un relámpago de placer,
en el abismo de esa mirada que ha de disolverse.

Y al final de una solidez deshecha por el tiempo,
el pelo sucio del pasado polvoriento:
infecta sabor amargo lo que aún queda de belleza.
No habrá estas palabras ni quien las oiga,
solos quedamos como morimos,
nuestros huesos atravesando el viento del tiempo.

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