sábado, 19 de mayo de 2012

"SIGMUND FREUD: UNA BIOGRAFÍA PARALELA"

FREUD, SIGMUND. Libertino, psiquiatra, escritor y probable delincuente austriaco (Freiberg, Imperio Austro-Húngaro, 1856 – Londres, 1939).
Nacido en el acomodado seno de una familia vienesa (su padre era un reputado ginecólogo), Freud estudió Medicina, en la especialidad de neuropatología. No obstante, pronto logró celebridad entre los medios frívolos de Viena, debido a sus costumbres disolutas. Al parecer, ya desde su más temprana pubertad manifestó evidentes síntomas de una poderosa monomanía erótica, que nunca llegaría a controlar. Ciertos ambiguos textos del propio Freud (en su cínica autobiografía Años de juventud. Descubrimiento del análisis por medio de las orgías) han servido para que sus biógrafos hayan especulado sobre una relación turbia, si no directamente prohibida, del Freud de unos catorce años con su hermana Klara, de doce. Esta tortuosa experiencia, que culminó con el no del todo aclarado suicidio de Klara cinco años después, debió de marcar a Freud, junto con el descubrimiento del ateísmo (a través de la filosofía de Schopenhauer). Todo lo cual le condujo a un escepticismo nihilista, por un lado, y a un epicureísmo escandaloso y amoral, por otro. De acuerdo con algunos testimonios de la época, sus fiestas nocturnas y semiclandestinas en un lujoso piso de la Kaiserwilhelmstrasse fueron célebres entre los ambientes crapulosos de Viena. En estas fechas debió de comenzar su adicción a la cocaína. Pese a todo ello, consigue doctorarse con éxito en 1881, en la rama de neuropsiquiatría, y unos meses después se casa con Anna Adler, joven y perversa damita perteneciente a la baja aristocracia rural austriaca, que sería, hasta su muerte en 1928, una compañera fiel e ideal en sus depravaciones. En 1883 Freud se vio envuelto en el asunto Heidofer. Consistió en el hallazgo de un cuerpo decapitado y con inequívocas señales de haber sufrido torturas, descubierto tras la denuncia de cuatro adolescentes de clase baja, de ambos sexos, que, al parecer, habían logrado huir de una espantosa ceremonia. Salieron a relucir varios nombres, el de Freud entre ellos.

     Buscado por la Justicia de su país, Freud huye a Londres en la primavera de 1884, en compañía de Anna. Sus primeros años en Inglaterra son confusos, la escasa información fiable se mezcla con la leyenda. Según datos de determinados investigadores, y del propio Freud en sus citadas memorias, consigue establecerse en una casita del barrio de Bloomsbury, donde abre una consulta psiquiátrica con nombre falso: doctor Ernst Dowson. Atiende enfermos mentales, neuróticos, psicópatas, etc., y llega a labrarse una sólida reputación entre la sociedad más selecta. Destaca en especial el extraño caso, puede que colindante con la esquizofrenia, del doctor Henry Jekyll, en 1885-86, que tuvo un final incomprensible y trágico. Según algunos informes policiales secretos, no conocidos hasta 1963, también Freud fue considerado como sospechoso en los indeciblemente crueles asesinatos de prostitutas de Whitechapel, en 1888, aunque no se llegó a probar su participación. Los periódicos de esa época dicen que asimismo el doctor Freud (mejor dicho, Dowson) trató, hacia 1895, el caso de un tal Dorian Gray, joven dandy y libertino al parecer obsesionado hasta la locura con un retrato que de él había pintado el conocido artista Basil Hallward. El asunto se cerró de forma oficial tras los sucesivos fallecimientos de ambos, el pintor y su modelo, en breve lapso y en circunstancias particularmente ominosas.

     Conforme a las palabras de Freud (en su mencionada autobiografía) y a las de varios testigos, durante todos estos años compatibilizó su actividad médica con la vida (evidentemente subterránea) de excesos y placeres oscuros, siempre en los dudosos límites de la legalidad, inconfesables. Aunque con el paso del tiempo, se cree que cada vez fue conformándose más con la cómoda vida de burgués apacible. Si hemos de aceptar su palabra, llegó a considerar a Anna y a la cocaína como estímulos suficientes para satisfacer sus sentidos otrora insaciables.

     En el transcurso de estos años, a medida que disminuían las orgías, desde 1890 hasta 1925, escribió numerosos volúmenes. Son textos extraños, de notable valor literario, aunque muy discutibles desde los puntos de vista filosóficos y científicos. En ellos introduce nuevas teorías psicológicas, mezcladas con reflexiones históricas y culturales, que en conjunto ofrecen una original y poderosa crítica de la civilización. Destacan por el papel predominante y obsesivo de la sexualidad, mostrada en toda su crudeza con especulaciones obscenas, con ideas de una perversión nunca vista hasta entonces. Además del libro autobiográfico tantas veces ya nombrado, póstumo, de 1942, éstas serían algunas de sus obras más características (damos primero la posible fecha de escritura y luego, la de su publicación): Izquierda y derecha en sentido extramoral (1891, 1917), El malestar en la cultura (1896, 1916), Tótem y tabú (1901, 1920), Disertaciones epistemológicas sobre el pene y la vagina (1912, 1931), etc.

     En 1914, aprovechando la coyuntura del estallido de la Gran Guerra, y la consiguiente ruptura de relaciones entre el Reino Unido y el Imperio Austro-Húngaro, y suponiendo que los delitos que le pudieran achacar ya habrían prescrito en cualquier caso, Freud decide revelar su verdadera identidad, al mismo tiempo que adquiere la nacionalidad británica. Y es entonces, sintiéndose protegido, escudado por sus crecientes fama y prestigio cuando se atreve a publicar sus ensayos y tratados. No sin que originaran un considerable escándalo, aunque el apoyo público de ciertos renombrados escritores e intelectuales (como D. H. Lawrence, Arthur Schnitzler o James Joyce) impidió que su reputación quedase afectada.

     Tras la muerte de Anna (en 1928, como ya hemos dicho) Sigmund Freud pasó los últimos años de su vida tranquilamente dedicado, al menos en apariencia, sólo a la escritura y a la divulgación de sus teorías. Fallece de una apoplejía en su casa londinense el 4 de mayo de 1939. Únicamente después de la edición de Años de juventud y de la Correspondencia (1947), sus biógrafos empezaron a descubrir e investigar el lado oculto de su trayectoria.

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