martes, 14 de enero de 2014

PAUL CELAN

Paul Celan (1920-1970), uno de los más innovadores poetas del siglo XX. De origen rumano, escribió en su idioma natal, en francés y, sobre todo, en alemán. A partir de 1948 vivió preferentemente en Francia, donde se suicidó, arrojándose al Sena.
En principio, fue un poeta casi barroco, influido por las imágenes judaicas y bíblicas, y por el surrealismo, en largos versículos. Posteriormente, a partir de los años 50, fue evolucionando a versos muy cortos, a una palabra esencial y despojada. Se convirtió en el lírico del silencio, de la nada, del vacío (con gran influencia, por ejemplo, en José Ángel Valente). Celan además destaca por su lucha con el lenguaje, exprimiéndolo, retorciéndolo, con lo que alumbra neologismos, palabras nuevas, entremezclándolas, partiéndolas... fruto de la tensión creadora que excede, y exige más, al idioma.

Aquí, unos pocos poemas suyos:

MÚSICA DE NOCHE

Un agua humeante se precipita de las cavernas de los cielos;
tú sumerges en ella tu rostro, antes que la pestaña se vuele.

Pero queda en tu mirada un fuego azulado, yo me arranco mi vestidura:

entonces te alza la ola hasta mí en el espejo, tú deseas un blasón para ti...
Ah, era tu cabellera también mohocastaño, tan blanco también tu cuerpo,
los párpados de los ojos están rosamente tendidos como una carpa sobre el [país de la nieve:
yo no acampo allí mi corazón barbado, en primavera no florece el arbusto.
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LOS AÑOS DE TI A MÍ

De nuevo se ondula tu cabello cuando lloro. Con el azul de tus ojos
cubres la mesa de nuestro amor, un lecho entre verano y otoño.
Bebemos lo criado por alguien que no era yo, ni tú, ni un tercero:
saboreamos algo vacío y último.
Nos vemos en los espejos del mar profundo y nos pasamos más deprisa las [viandas:
la noche es la noche, comienza con la mañana,
me tiende junto a ti.
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También tu cabello vuela sobre el mar con el enebro dorado.
Con él se vuelve blanco, entonces lo tiño de azul-piedra:
el color de la ciudad donde al final fui arrastrado hacia el sur...
Con jarcias me amarraron y a cada una ataron una vela
y me escupieron con sus bozos brumosos y cantaron: «¡Oh, atraviesa la mar!».
Yo sin embargo pinté como una barca mis alas con púrpura
y con mi estertor me di brisa y antes que durmieran me hice a la mar.
Tus rizos, ahora, podía teñírtelos con rojo, pero los tiño azul-piedra:
¡Ay, ojos de la ciudad, donde caí y fui arrastrado hacia el sur!
Con el enebro dorado vuela también tu cabello sobre el mar.
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CUANDO YACES EN EL LECHO 
de olvidado paño de bandera, 
con silabas negroazuladas, a la sombra de pestañas de nieve, 
viene, a través de chubascos 
de pensamientos, 
la grulla deslizándose, acerada -
tú te abres a ella. 
Su pico te toca la hora 
en cada boca - en cada una 
repica, con una soga rojo encendido, un milenio 
de silencio, 
plazo y no-plazo 
se amonedan mutuamente a muerte, 
los táleros, los centavos 
te llueven con dureza a través de los poros, 
en 
forma de segundos 
vuelas allí y condenas 
las puertas Ayer y Mañana -fosforescente, 
como dientes de eternidad, 
brota uno de tus pechos, brota también el 
otro, 
hacia las garras, bajo 
los envites-: tan denso, 
tan hondo 
esparcido 
es el astral 
semen de 
grulla.
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ESPASMOS, te quiero, salmos, 
las paredes sensibles hondas en el tú-abismo 
se regocijan, Pintada-de-semen, 
Eterna, deseternizada eres tú, 
eternizada, Ineterna, tú, 
¡ah!, 
en ti, en ti 
canto yo la incisión de la vara de hueso, 
Rojiroja, bien detrás del vello del pubis 
arpegiado, en las cavidades, 
fuera, en redor 
el infinito nequaquam-canon, 
tú me arrojas la nueve veces 
entrelazada, goteante 
corona de colmillos.
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CORONA

En mi mano el otoño come su hoja: somos amigos.
Extraemos el tiempo de las nueces y le enseñamos a caminar:
regresa el tiempo a la nuez.

En el espejo es domingo,
en el sueño se duerme,
la boca dice la verdad.

Mi ojo asciende al sexo de la amada:
nos miramos,
nos decimos palabras oscuras,
nos amamos como se aman amapola y memoria,
nos dormimos como el vino en los cuencos,
como el mar en el rayo sangriento de la luna.

Nos mantenemos abrazados en la ventana, nos ven desde la calle:
tiempo es de que se sepa,
tiempo es de que la piedra pueda florecer,
de que en la inquietud palpite un corazón.
Tiempo es de que sea tiempo.

Es tiempo.
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MANDORLA

En la almendra -¿qué hay en la almendra?
La Nada.
La Nada está en la almendra.
Allí está, está.

En la Nada -¿quién está? El Rey.
Allí está el Rey, el Rey.
Allí está, está.

                 Bucle de judío, no llegarás al gris.

Y tu ojo -¿dónde está tu ojo? 
Tu ojo está frente a la almendra. 
Tu ojo frente a la Nada está.
Apoya al rey. 
Así está allí, está.

                 Bucle de hombre, no llegarás al gris.
                 Vacía almendra, azul real.
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Las "Obras completas" de Celan, en la ya clásica traducción de J. L. Reina Palazón:
http://www.ecdotica.com/biblioteca/Celan,%20Paul%20-%20Obras%20Completas.pdf


Una pequeña antología:
http://amediavoz.com/celan.htm





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